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Esta mujer
con susurro de mares y sal
por la
nervadura seca de mis venas en desierto
supo
aguardar paciente entre sombra y orilla,
hecha
cardumen de manos y sed
hasta una
tarde en que la siesta trizó la espera
con luz
certera en los vientres
frutando un
tiempo nuevo y desnudo de costumbres.
Esta mujer
marítima y blanca y cuenco
que mordió
en los relojes murmullos y condenas,
que besó
paciente mis torpes almanaques y un sueño,
que se mojó
de lluvias y se atoró de pedregales,
supo
estremecer todo el extravío de mis mapas,
cataclismó
fechas y miedos,
el atávico
poema de mis dientes pertrechados.
Esta mujer
de agua y dedos largos y espesura
atravesó
filos de la noche, ausente rostro,
indagó un
perfume desaparecido y dónde,
se calcó la
poesía en la vena nutriente del insomnio,
cruzó
veredas, atardeció la búsqueda y cuánto más;
enladrilló
los huecos y vacías respuestas
y se hizo
vertiente callada, labio perfumado en ausencia
para gritar
toda la frescura y los destinos del nombre
Esta mujer
sismo-viento-marea, pasión paciente y exaltada,
caracol de
sur en mi arena y mi letargo de canto rodado,
frescura
nueva en mi lengua reseca de zonda y extravío,
arrullo que
abraza este ronco pecho de frases cansadas,
a veces se
llora de tiempo y silencio abismado y basta;
Esta mujer
es hoy la puerta, promesa del río, cumbre,
estrella,
destello y camino, ala y sílabas nuevas,
sol
amaneciéndome la boca y los ojos, el verbo,
remolino al
reverso de lágrimas, tajos y pérdidas.
Esta mujer
es coraje, ancla y transparencia del abrazo,
es la
memoria de todo lo que nombré y aun el horizonte.
Ella y yo,
tan piel
adentro, tan sombra y luz,
sucumbidos
de dolores y presagios
atravesamos los siglos
para llegar a este poema.
...
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El registro
de audio está a cargo Damián López (El Andamio Ediciones).
Amigo querido : Cuantos recuerdos me trae tu voz. Y si bien no todas las producciones son autoreferenciales a esa mujer de agua creo conocerla . Cuídala como se cuida el agua en un desierto .
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y cariños.......
amelia
Leer este poema es entrar a un paisaje ajeno, sintiendo que no se pidió permiso. Y sonreir.
ResponderEliminarGracias por eso, Ricardo.
Un amor atravesado por un destino en poema. Bellísimo y en la voz de Ricardo mucho más.
ResponderEliminarGracias Pablo es un caro y sentido regalo a todos los que seguimos el blog
Helena